La espaílla estuvo a cargo de Mª Luisa Balbín, como vicepresidenta y directora de los cuadernos, en sustitución del presidente de ABJ Juan Antonio Camiñas.
El pachapanda Mariano Diaz, tesorero de ABJ, fue marcando el ritmo de entrada a quienes han dado forma al tradicional cuaderno de verano de la asociación.
Pablo Ruano, hijo de Dámaso Ruano, pintor que estuvo afincado en El Palo, ofreció un sentido recuerdo y animó a conocer en mayor profundidad la obra de su padre. El Cuaderno 55 queda enriquecido así con la obra de Ruano (1938-2014), representado por su hijo Pablo, y sirve para dar a conocer una obra pictórica de alto nivel que conforman ese maridaje malagueño que Cuadernos del Rebalaje busca en cada número.
La periodista gastronómica, escritora y también prologuista de este CR Esperanza Peláez, hizo una descripción de la autora y de su texto ajustada y perspicaz.
Toñi Sánchez (de los Rosillas del Palo) sacó un copo en términos emotivos y de mucha gratitud hacia todos aquellos que han colaborado y aportado su esfuerzo en orden a publicar estas recetas marengas que de seguro seguirán siendo un referente local en muchísimos hogares y merenderos de playa a la hora de almorzar: frituras, adobos, conservas y asados. Familiares, abuelos, padres y barcas de jábega también fueron motivo de recuerdo de infancia de la paleña que junto a un encendido elogio hacia sus ancestros constituyen el elemento vertebrador final de estas suculentas páginas gastronómicas.
Tras las normales preguntas del público asistente el acto se cerró con el cante de Chelo Soto que acompañado de un joven tocaor hizo las delicias de los espectadores recordando aquellos cantes por jabegotes o de marengos, palo abandolao del flamenco en desuso y que bajo la prodigiosa voz de esta joven malagueña consiguió destacar el tercer verso también llamado verso valiente, que cantó en tonos agudos muy altos.
Finalmente el concejal Carlos Conde hizo de metebríos, nos alabó y nos animó a seguir con nuestra labor. Sin olvidar a Sabor a Málaga, Diputación y Unicaja sin cuyo sostén solo hubiera sido posible un cuaderno virtual y no el que podemos disfrutar en real.
Luisa Balbín y Pablo Portillo