Antonio Clavero Barranquero (Málaga, 1953-2021) cursó sus estudios en los maristas malagueños implicándose ya desde entonces en actividades deportivas y teatrales. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Málaga, dedicó gran parte de su vida a la docencia universitaria formando varias generaciones de economistas. Fue un extraordinario malagueño en todos los sentidos, tenía la curiosa habilidad de encontrar soluciones a un sinfín de problemas, todo lo que emprendió lo hizo con seguridad, entusiasmo y pasión. Con esas ganas e ímpetus que siempre le caracterizaba la asociación y la revista conseguían atravesar el rompeolas de la dificultad.
Se divirtió como el que más durante el tiempo que permaneció entre nosotros. Se le recuerda exultante y muy sonriente cuando bajo una cascada de aplausos subió al escenario del salón de actos del centro cultural MVA de la Diputación de Málaga para recoger el galardón en aquel primer premio a la cultura malagueña “Garrido Moraga”. Y si hacía falta se ponía el mono de trabajo, se tiraba al tajo y peleaba en momentos de complicaciones, era hombre de acción.
Muy culto estaba relacionado e implicado con la Málaga social y cultural. Presumía de amigos y conocidos cosa que todo el consejo de redacción pudo comprobar. Lector empedernido tenía un gran sentido del humor. Como marido fue un ejemplo y a Isa su mujer le atribuía su éxito en la vida, la quería un montón al igual que a su hijo Antonio. Elegante en el vestir era un muy buen conocedor de todos los rincones de su ciudad. Acudía a todos los encuentros y llamamientos públicos y privados necesarios para representar a la asociación, de la que ha sido presidente durante muchos años y desde la que impulsó la publicación Cuadernos del Rebalaje, la celebración del solsticio de verano y los premios literarios “Alborán”. En el rebalaje no dudaba en remangarse los pantalones y embarcar.
Antonio Clavero Barranquero era un avante siempre. Sus observaciones y respuestas eran esperadas y celebradas por todo el consejo incluso con carcajadas por lo ocurrente de sus ideas. Con una tremenda capacidad de trabajo su formación como econometrista le daba ventaja y en ocasiones resultaba complicado seguirle. En el cuerpo a cuerpo en aquellas inolvidables tertulias del Pozo en La Casita del Palo a las que era tan aficionado (no se perdía una) era muy difícil superarle. En sus intervenciones tuvo momentos de gran altura alcanzando la excelencia.
Malagueño de pura cepa, se hizo paleño y vecino del rebalaje por gusto y convicción, castizo y ocurrente, tenía ese desparpajo que otorgan los años de docencia. El de Maristas como hombre polifacético lo mismo recitaba de memoria estrofas del siglo de oro que explicaba con soltura los nuevos modelos económicos asociados al estado del bienestar.
Sin asimilar lo ocurrido los vocales y colaboradores de Cuadernos del Rebalaje recuerdan a quien por derecho propio fue el último y gran valedor de la revista.
El Consejo de Redacción de Cuadernos del Rebalaje